FRATERNIDAD DE HOMBRES METODISTAS.
IGLESIA ROSA DE SARON. MERIDA.
DOS TIPOS DE TRISTEZA “2ª de Corintios 7: 10”
El apóstol Pablo habla en este pasaje, de dos tipos muy diferentes de este sentimiento humano, la tristeza.
Dice San Pablo: “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte “.
¿A qué se refiere el apóstol con ello?; Según el contexto que inicia desde el versículo cinco de este capítulo, Pablo estaba inquieto y atribulado, porque tenía el temor de que los hermanos de Corinto se hubieran enojado contra él, por una carta que les había dirigido en cuanto a una cuestión que se desconoce, porque esta carta no llegó a nosotros por haberse extraviado luego que fue leída, pero de la cual hace mención en el cap. 2 vers. 3,4 y 9. Sin embargo, pasado cierto tiempo Pablo recibe noticias de que los hermanos de Corinto, aunque sí se entristecieron al leerla, pronto experimentaron dolor por su conducta equivocada y se arrepintieron de tal pecado. Este cambio de parecer les produjo gozo pues sintieron que serían perdonados y conservarían así su salvación.
Este cambio se conoce como ARREPENTIMIENTO o metanoia y es resultado de la acción del Espíritu Santo sobre las personas.
Pero hay otra tristeza, la del mundo, que lleva al REMORDIMIENTO o ametamelaton, que se experimenta cuando alguna acción nuestra sale mal, produce pérdida o no se alcanza lo que se desea. El sentimiento resultante es enojo contra uno mismo, o contra algo o alguien, pero no contra el pecado realizado. Y nos produce culpa, depresión, desánimo. Este tipo de tristeza no la produce Dios, sino el enemigo que primero nos tienta y luego que hemos caído, nos incrimina. Por eso Pablo dice que produce muerte.
Un claro ejemplo de estos dos tipos de tristeza se observa en los evangelios cuando dos apóstoles fallan en sus propósitos, uno es Pedro al fallar a su promesa y comportarse indigno ante los siervos del templo y finalmente abandonar a su maestro. El otro es Judas, que entrega a nuestro Señor ante las autoridades religiosas. Pedro se arrepintió y fue restaurado días después. Judas en cambio no experimentó arrepentimiento, sino remordimiento, y este lo llevó al suicidio.
Así en el caso de los corintios, Pablo experimentó gozo y paz, ya que su carta cumplió su cometido y los corintios se sintieron reafirmados.
Mérida, Yucatán a 1 de Febrero de 2010.
Hno. Carlos Pacheco Ravell.
IGLESIA ROSA DE SARON. MERIDA.
DOS TIPOS DE TRISTEZA “2ª de Corintios 7: 10”
El apóstol Pablo habla en este pasaje, de dos tipos muy diferentes de este sentimiento humano, la tristeza.
Dice San Pablo: “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte “.
¿A qué se refiere el apóstol con ello?; Según el contexto que inicia desde el versículo cinco de este capítulo, Pablo estaba inquieto y atribulado, porque tenía el temor de que los hermanos de Corinto se hubieran enojado contra él, por una carta que les había dirigido en cuanto a una cuestión que se desconoce, porque esta carta no llegó a nosotros por haberse extraviado luego que fue leída, pero de la cual hace mención en el cap. 2 vers. 3,4 y 9. Sin embargo, pasado cierto tiempo Pablo recibe noticias de que los hermanos de Corinto, aunque sí se entristecieron al leerla, pronto experimentaron dolor por su conducta equivocada y se arrepintieron de tal pecado. Este cambio de parecer les produjo gozo pues sintieron que serían perdonados y conservarían así su salvación.
Este cambio se conoce como ARREPENTIMIENTO o metanoia y es resultado de la acción del Espíritu Santo sobre las personas.
Pero hay otra tristeza, la del mundo, que lleva al REMORDIMIENTO o ametamelaton, que se experimenta cuando alguna acción nuestra sale mal, produce pérdida o no se alcanza lo que se desea. El sentimiento resultante es enojo contra uno mismo, o contra algo o alguien, pero no contra el pecado realizado. Y nos produce culpa, depresión, desánimo. Este tipo de tristeza no la produce Dios, sino el enemigo que primero nos tienta y luego que hemos caído, nos incrimina. Por eso Pablo dice que produce muerte.
Un claro ejemplo de estos dos tipos de tristeza se observa en los evangelios cuando dos apóstoles fallan en sus propósitos, uno es Pedro al fallar a su promesa y comportarse indigno ante los siervos del templo y finalmente abandonar a su maestro. El otro es Judas, que entrega a nuestro Señor ante las autoridades religiosas. Pedro se arrepintió y fue restaurado días después. Judas en cambio no experimentó arrepentimiento, sino remordimiento, y este lo llevó al suicidio.
Así en el caso de los corintios, Pablo experimentó gozo y paz, ya que su carta cumplió su cometido y los corintios se sintieron reafirmados.
Mérida, Yucatán a 1 de Febrero de 2010.
Hno. Carlos Pacheco Ravell.
No hay comentarios:
Publicar un comentario